¡Cara a Cara con Dios!
Un dilema existe en muchas personas, la mayoría hemos expresado que nos agrada que nos hablen con la verdad, y es lógico ¿a quien le gusta que le mientan? sin duda alguna todos responderíamos que a ninguno, pero a ¿cuantos nos gusta hablar con la verdad y con transparencia? el exigir es fácil, vivir de acuerdo a esas exigencias es lo que a muchas personas les cuesta. La honestidad es un valor o cualidad propio de los seres humanos que tiene una estrecha relación con los principios de verdad justicia y con la integridad moral. Una persona honesta es aquella que procura siempre anteponer la verdad en sus pensamientos, expresiones y acciones.
Vivimos en un mundo donde las apariencias, el temor al que dirán, , encajar y ser aceptados tiene mas importancia que los propios principios y valores que debe poseer una persona, es por eso que hoy en día exigimos que dichos valores se apliquen para nosotros pero nos eximimos de la obligación de aplicarlos. Estas cosas suceden en nuestras relaciones personales y ocasionan rupturas, desconfianza, temores, traiciones entre otros. Lo mismo ocurre con nuestra relación con Dios, nuestra pretensión es exigir que El sea fiel y cumpla sus promesas, nos acepte y nos bendiga nos cuide y ayude, confiamos en que es un Dios de amor, perdonador, Santo, Recto, y que jamas nos engañara ni mentira, pero olvidamos lo que El espera de nosotros en dicha relación, fingir que le conocemos, no ser honestos nos lleva a la hipocresía, y a la falsedad.
El no ser honestos con nosotros mismos crea una barrera que nos impide avanzar y nos aleja de Dios, y de las personas que amamos, Dios desea que seamos capaces de anteponer la verdad en nuestros pensamientos, expresiones y acciones, El ama la honestidad y la Integridad en aquellos que dicen conocerle. La Biblia en el libro de Proverbios 11:13 nos dice: A los justos los guía su integridad; a los falsos los destruye su hipocresía. El que realmente ama a Dios no teme estar cara a cara con El, no tiene nada que ocultar, esta dispuesto a ser visto interiormente y también de forma externa, eso es libertad y solo Dios nos la puede dar, por eso envió a su Hijo para hacernos libres. Decídete a vivir una nueva relación con Dios.
Si afirmamos que tenemos comunión con él, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad.
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